8.2.13

ELLOS Y NOSOTROS. VI.- Las Miradas. Parte 3: Algunas otras miradas.


ELLOS Y NOSOTROS.
 VI.- Las Miradas 3.


3.- Algunas otras miradas.

 una: Un sueño en esa mirada.

Es una calle, una milpa, una fábrica, un socavón, un bosque, una escuela, una tienda departamental, una oficina, una plaza, un mercado, una ciudad, un campo, un país, un continente, un mundo. 

El Mandón está gravemente herido, la máquina rota, la bestia exhausta, la salvaje encerrada. 

De nada sirvieron los cambios de nombre y de banderas, los golpes, las cárceles, los cementerios, el dinero fluyendo por las mil arterias de la corrupción, los “reality shows“, las celebraciones religiosas, las inserciones pagadas, los exorcismos cibernéticos.

El Mandón llama a su último capataz.  Algo le murmura al oído.  El capataz sale y se enfrenta a la muchedumbre.

Dice, pregunta, demanda, exige:

Queremos hablar con el …

Duda, la mayoría de quienes se le enfrentan son mujeres.

Corrige:

Queremos hablar con la …

Vuelve a dudar, no es pequeño el número de otr@s que se le enfrentan.

Vuelve a corregir:

Queremos hablar con quien esté al mando“.

Por entre el silencio se adelantan un@ ancian@ y un@ niñ@, se paran frente al capataz y, con una voz inocente y sabia, dicen:

Acá todas y todos mandamos“.

El capataz se estremece, y se estremece la voz del Mandón en su último grito.
La mirada despierta.  “Extraño sueño“, se dice.  Y, sin importar el calendario y la geografía, sigue la vida, la lucha, la resistencia.

Del raro sueño sólo unas palabras recuerda:

Acá todas y todos mandamos“.


dos: Otra mirada desde otro calendario y otra geografía.

 (fragmento de una carta recibida en el cuartel general del ezetelene, sin fecha)

   “Saludos Compas.

 (…)
   Mi opinión es que fue una chingonería todo.  Pero no niego que todo esto es en retrospectiva.  Sería muy fácil decir que entendí perfectamente el silencio y que nada me sorprendió.  Falso, yo también me impacienté con el silencio (desde luego no tiene que ver con lo que se dice de que antes no hablaban los zapatistas, yo sí leí todas las denuncias).  La cuestión es que vista con la ventaja de los hechos que han pasado, y que están pasando, pues desde luego la conclusión es lógica: estamos en medio de la iniciativa más audaz, por lo menos desde la insurrección, de los zapatistas.  Y esto tiene que ver con todo, no sólo con la situación nacional sino también internacional, creo yo.

   Permítanme que cuente lo que yo entendí de lo que, a mi parecer, fue el hecho más significativo de la acción del 21 [de diciembre del 2012].  Desde luego hay muchas cosas: la organización, el esfuerzo militante, la demostración de fuerza, la presencia de los jóvenes y mujeres, etc.  Pero a mí lo que más me impresionó fue el que anduvieran cargando unas tablas y que llegando a las plazas se hicieran unos templetes.  Conforme se iba narrando lo que sucedía, muchos medios privados, y algunos de los libres, especulaban sobre la llegada de los líderes zapatistas.  Y no se daban cuenta que los líderes zapatistas estaban ya ahí.  Que eran los pueblos que se subían al templete y decían, sin hablar, aquí estamos, estos somos, estos seremos.

   El templete les tocó a los que les debe tocar.  Nadie ha reparado, creo yo, en ese hecho y, sin embargo, creo yo, ahí está, en una nuez, el significado profundo de una nueva forma de hacer política.  Lo que rompe con todo lo viejo, lo único verdaderamente nuevo, lo único que merece la pena tener [ilegible en el original] “siglo XXI”.

   El alma plebeya y libertaria de lo que ha sido en la historia momentos coyunturales, aquí se ha construido sin grandes alardes teóricos.  Más bien con una práctica soterrada.  Ya lleva demasiados años como para ser una ocurrencia.  Ya es un proceso histórico social largo y sólido en el terreno de la auto organización.

   Finalmente recogieron su templete, volvieron a convertirse en tablas y todos deberíamos de tener un poco de vergüenza y ser más modestos y sencillos y reconocer que algo inesperado y nuevo está frente a nuestros ojos y que debemos mirar, callar, escuchar y aprender.

 Un abrazo para tod@s.  Espero que, dentro de lo que cabe, estén bien.
 El Chueco.”


tres: “Instrucciones sobre qué hacer en caso de … que l@ miren”

 Si alguien lo mira, la mira, y usted se da cuenta de que…

No lo mira como si fuera usted transparente.

No quiere convencerlo de que sí o de que no.

No quiere cooptarlo.

No quiere reclutarlo.

No quiere dirigirlo.

No quiere juzgarlo-condenarlo-absolverlo.

No quiere usarlo.

No quiere decirle qué puede o no hacer.

No quiere darle consejos, recomendaciones, órdenes.

No quiere recriminarle porque no sabe, tampoco porque sí sabe.

No lo desprecia.

No quiere decirle lo que debe hacer o no debe hacer.

No quiere comprarle su auto viejo, su cara, su cuerpo, su futuro, su dignidad, su voluntad.

No quiere venderle algo…

(un tiempo compartido, una televisión lcd en 4D, una máquina súper-ultra-híper-moderna con botón de crisis instantánea (ojo: no confunda con el botón de eyección, porque la garantía no incluye amnesia por ridículos mediáticos), un partido político que cambia de ideología según sople el viento, un seguro de vida, una enciclopedia, una entrada vip al espectáculo o revolución o cielo de moda, un mueble en abonos chiquitos, un plan de telefonía celular, una membrecía exclusiva, un futuro regalado por el líder generoso, una coartada para rendirse, venderse, claudicar, un nuevo paradigma ideológico, etc.).

Entonces…

Primero.- Descarte usted que se trate de un depravado o depravada.  Usted puede ser lo suci@, fe@, mal@ y groser@ que se quiera, pero, lo que sea de cada quien, tiene ese toque sexy y cachondo que da el estar dale y dale al trabajo; y ese “eso” puede despertar las bajas pasiones de cualquiera.  Mmh… bueno, sí, una peinada no estaría de más.  Si no se trata de un (a) depravad@, no se desanime, el mundo es redondo y da vueltas, y siga más abajo (de esta lista, se entiende).

Segundo.- ¿Está usted segur@ de que es a usted a quien mira?  ¿No será a ese anuncio de desodorantes que está a sus espaldas (de usted, se entiende)?  ¿O no será que está pensando (quien l@ mira a usted, se entiende): “Creo que así me veo yo cuando no me peino“?  Si ha descartado eso, continúe.

Tercero.- ¿No tiene cara de policía buscando completar el pago que le tiene que reportar a su superior?  Si sí, corra, aún está a tiempo de no perder lo del pasaje.  Si no, pase al siguiente punto.

Cuarto.- Devuélvale la mirada, con seño severo.  Una mirada mezcla de enojo, dolor de panza, fastidio y look de asesin@ serial servirá.  No, así parece osit@ estreñid@.  Vuelva a intentarlo.  Ok, pasable, pero siga practicando.  Ahora, ¿no huye despavorid@?, ¿no desvía la mirada?, ¿no se le acerca exclamando “¡tí@ juanch@! ¡No te reconocía!  Pero con ese gesto…“?  ¿No?  Ok, continúe.

Quinto.- Repita los pasos primero, segundo, tercero y cuarto.  Puede haber fallas en nuestro sistema (que, claro, es hecho en China).  Si vuelve a llegar a este punto, pase al siguiente:

Sexto.- Tiene usted altas probabilidades de haber topado con alguien de la Sexta.  No sabemos si felicitarle o darle el pésame.  En todo caso, es su decisión y su responsabilidad lo que siga a esa mirada.


cuatro: Una mirada a un puesto zapatista.

(calendario y geografía sin precisar)

 El SupMarcos: Tienen que apurarse porque se acaba el tiempo.

La insurgenta de sanidad:  Oí Sup, el tiempo no se acaba, se acaban las personas.  El tiempo viene de muy lejos y sigue su camino hasta alláaaaaa, donde no lo podemos mirar.  Y nosotros somos como pedacitos de tiempo, o sea que el tiempo no se puede caminar sin nosotros.  Nosotros lo que hacemos es que el tiempo camine, y cuando nos acabamos viene otro y lo empuja otro tanto al tiempo, hasta que se llega a donde se tiene que llegar, pero no lo vamos a mirar dónde es que se llega sino que otros lo van a ver si es que llega cabal o de repente no le alcanzó la fuerza para llegar y otra vuelta que hay que empujarlo otra vez, hasta que llegue de por sí.

(…)

La capitana de infantería: ¿Y por qué tardaste tanto?

La insurgenta de sanidad: Es que le estaba dando plática de la política al Sup, que sea que le estaba ayudando para que explique bien que hay que mirar lejos, hasta donde no nos alcanza ni el tiempo ni la mirada.

La capitana de infantería: Ajá, ¿y luego?

La insurgenta de sanidad: Me castigó porque no me apuré de los trabajos y me mandó a la posta.

 (…)
 cinco: Extracto de los “Apuntes para mirar el Invierno”.

 (…)

Y sí, tod@s subieron al templete con el puño en alto.  Pero no miraron bien.  No miraron la mirada de esos hombres y mujeres.  No miraron que, cuando cruzaban por arriba, volteaban la mirada hacia abajo y veían a sus decenas de miles de compañeros.  Es decir, se miraron a sí mismos.  Allá arriba no nos miraron mirándonos.  Allá arriba no entendieron, ni entenderán nada.

(…)

seis: Ponga usted su mirada (o su mentada, manque no sea de menta).

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(Continuará…)

Desde cualquier rincón de cualquier mundo.

SupMarcos.
Planeta Tierra.
México, Febrero del 2013.

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Escucha y ve los videos que acompañan este texto.
Daniel Viglietti y Mario Benedetti interpretan “a la limón” la canción “La Llamarada” y el poema de Benedetti “Pregón”.  Concierto en Montevideo, Uruguay, Latinoamérica, Planeta Tierra.  Al iniciar, Daniel hace un reconocimiento a tod@s l@s que no están en el templete pero hacen posible que Daniel y Mario estén. Casi al finalizar, pueden escuchar a Mario Benedetti cantando, cantándose, cantándonos y, sin importar el calendario y la geografía, viceversa.




Amparanoia interpreta “Somos Viento”.  En una parte, Amparo Sánchez dice “Ik´otik”, que en tzeltal quiere decir “somos viento”.




Amparo Ochoa, voz que aún reverbera en nuestras montañas, interpretando “Quién tiene la voz”, de Gabino Palomares.



7.2.13

Ellos y Nosotros. VI.- Miradas. Parte 2: Mirar y escuchar desde/hacia abajo.

VI.- Las Miradas 2.
2.- Mirar y escuchar desde/hacia abajo.

¿Podemos todavía elegir hacia dónde y desde dónde mirar?

¿Podemos, por ejemplo, elegir entre mirar a quienes laboran en la cadena de supermercados, reclamarle a l@s trabajador@s el ser cómplices del fraude electoral, y hacer escarnio del uniforme naranja con el que obligan a vestirse a l@s emplead@s, o mirar a la empleada que, después de entregar la cuenta…?

/ La cajera va y se quita el delantal naranja, refunfuñando por el coraje que le dio que le reclamaran a ella ser cómplice del fraude que llevó al Poder la ignorancia y la frivolidad.  A ella, mujer, joven o madura o madre o soltera o divorciada o viuda o madre soltera o esperando o sin críos o lo que sea, que entra a trabajar a las 7 de la mañana y se va a las 4 de la tarde, claro, si no hay horas extras, y sin contar el tiempo de la casa al trabajo y de regreso, y luego a darle a la escuela o a la casa, a las “labores-propias-de-su-sexo-se pueden-cumplir-con-un-toque-de-coquetería”, leyó en una de las revistas que están a un lado de la caja, un día que no había mucha gente.  A ella, a quien se supone que ésos van a salvar, nomás cuestión de un voto y ya, tarán, la felicidad.  “¿Acaso los dueños se visten con el delantal naranja?”, murmura irritada.  Ella se arregla un poco el desaliño propositivo con el que llega a trabajar para que el gerente no la esté molestando.  Sale.  Afuera la espera su pareja.  Se abrazan, se besan, se tocan con la mirada, caminan. Entran a un café-internet o cibercafé o como se diga.  10 pesos la hora, 5 la media hora…/

- Media hora – dicen, haciendo mentalmente cuentas de presupuesto-tiempo-del-metro-colectivo-caminar.

- Fíame Roco, no seas ojaldra – dice él.

- Va, pero en la quincena te caes, si no a mí me cae el dueño y tú vas a ser el que me fíe.

- Va, pero será cuando tengas móvil, wey, porque estoy de lavacoches.

- Pues lávatelo, wey – dice el Roco.

Se ríen los 3.

- La 7 - dice el Roco.


- Ande, busque - dice ella.

Él va a poner un número.

- No – dice ella -, busque usted cuándo empezó todo.

Navegan.  Llegan a cuando son un poco más de 131.  Ponen el video.

- Son fresas – dice él.

- Cálmese vanguardia revolucionariaEstá usted mal de su cabeza si juzga a las personas por su apariencia.  Si a mí, por ser de piel clara, me dicen güerita y fresita, y no ven que apenas llego a la quincena.  Hay que ver la historia de cada quién y lo que hace, sonso – dice ella, acompañando la argumentación con un zape.

Siguen viendo.

Miran, callan, escuchan.

- Tras que se la cantaron de frente al Peña Nieto ése… son valientes, sí, se ve que tienen muchos huevos -, dice él.

- Y ovarios, menso – otro zape de ella para él.

- Órales mi reina, la voy a acusar de violencia intrafamiliar.

- Será violencia de género, menso - y otro zape.

Terminan de ver el video.

Él: – Tras que así empiezan las cosas, con unos pocos que no tienen miedo.

Ella: – O sí tienen miedo, pero lo controlan.

- ¡Media hora! – les grita el Roco.

- Sí, vámonos.

Ella va sonriendo.

- ¿Y ora de qué se ríe?

- De nada, me estaba acordando – se pega más a él – de eso que dijo de “intrafamiliar“.  ¿O sea que como quien dice quiere usted que seamos familia?

Él ni duda:

- Cámara, mi reina, pa´ luego es tarde, ya le estamos dimos dando, pero sin tantos zapes, mejor besitos, y más abajo y a la izquierda.

- ¡Órales, no me alburee, wey! – otro zape – Y nada de que “mi reina”, ¿qué no estamos en contra de la pinche monarquía?

Él, antes del zape de rigor: – Va pues, mi… plebeya.

Ella se ríe, él también.  Después de unos pasos, ella:

- ¿Y usted cree que los zapatistas nos inviten?

- Cámara, si el Vins es mi cuate y dijo que él es su carnal del cara de calcetín porque lo dejó ganar en el mortal kombat, en las maquinitas, así que nomás tenemos que decir que somos banda del Vins y ya estufas brujas - él argumenta entusiasmado.

- ¿Y será que voy a poder llevar a mi mamá?, ya está grande…

- Claro, hablando de brujas, si con suerte hasta se queda atorada en el lodo la futura suegra – él agacha la cabeza esperando el zape que no llega.

Ella, ya enojada:

- ¿Y qué madres nos van a dar los zapatistas si están bien lejos?  ¿Acaso me van a dar mejor sueldo, van a hacer que me respeten, que los pinches hombres no me estén viendo las nalgas en la calle, y que el puto patrón deje de estarme tocando con cualquier pretexto?  ¿Me van a dar para pagar la renta, para comprarle su ropa a mi hija, mi hijo?  ¿Van a bajar el precio del azúcar, el frijol, el arroz, el aceite?  ¿Me van a dar de comer?  ¿Van a enfrentarse a la tira que diario llega a molestar y extorsionar a los del barrio que venden discos pirata diciendo que es para no acusarlos con el señor o la señora Sony…?

- No se dice “pirata”, sino “de producción alternativa”, mi rei… plebeya.  Y no se esponje conmigo que estamos igual.

Pero ella ya lleva vuelo, así que ni quien la pare:

- Y a usted, ¿le van a devolver su trabajo en la planta, donde ya era calificado no sé qué madres? ¿Le van a valer los estudios, los cursos de capacitación, y todo para que el culero del patrón se llevara la empresa a no sé dónde, y el sindicato y la huelga, y todo lo que hizo, para luego terminar lavando coches?  O como a su carnal de usted, el chompis, que le quitan el trabajo y le desaparecen al patrón para que no pueda defenderse y el gobierno con su rollo de siempre de que es para mejorar el servicio y la clase mundial y la madre del muerto y acaso bajaron las tarifas, si está más caro, y la pinche luz se va a cada rato y el pinche calderón se va a dar clases de sinvergüenza con los gringos, que son los meros maestros de esa madre.  Y mi papá, que dios lo tenga en su santa gloria, que se fue a chambearle al otro lado, no para turistear, sino para sacar el varo, la luz, la lana, la paga para mantenernos cuando estábamos más escuincles y ahí nomás cruzando la línea lo torció la migra como si fuera un terrorista y no un trabajador honrado y ni el cuerpo nos entregaron y el pinche Obama ése que parece que tiene el corazón de color del dólar.

- Chale, ya pare su carro y oríllese a la orilla, mi plebeya.

- Es que cada que me acuerdo me da coraje, tanto darle y darle para que al final los de arriba se queden con todo, si nomás falta que privaticen las risas, aunque no creo, porque de ésas hay pocas, pero las lágrimas sí, ésas abundan y se hacen ricos… más ricos.  Y luego viene usted con sus cosas ésas de que los zapatistas para acá y los zapatistas para allá, y que abajo y a la izquierda y que la octava…

- La Sexta, no la octava – la interrumpe.

- La que sea, si esos weyes están muy lejos y luego hablan el español peor que usted mero.

- Ora, ora, no sea malora.

Ella se limpia las lágrimas y murmura: – Pinche lluvia, ya me arruinó el estilauder, y yo que me había arreglado para gustarle a usted merengues.

- Boiiii, si usted me gusta más sin nada… de ropa.
Se ríen.

Ella, muy seria: – Bueno, ya, a ver dígame, ¿esos zapatistas nos van a salvar?

- No, mi plebeya, no nos van a salvar.  Eso y otras cosas las tenemos que hacer nosotros mismos.

- ¿Y entonces?

- Ah, pues nos van a enseñar.

- ¿Y qué nos van a enseñar?

- Que no estamos solos.

Ella se queda callada un momento.  De pronto:

- Ni solas, menso – otro zape.

El transporte colectivo va a reventar.  A ver si el que sigue.

Hace frío, está lloviendo.  Se abrazan más, no para no mojarse, sino para mojarse juntos.

Lejos alguien espera, siempre hay alguien que espera.  Y mientras espera, con un viejo lapicero y en un cuaderno viejo y ajado, lleva la cuenta del mirar de abajo que en una ventana se mira.

(Continuará…)
Desde cualquier rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta Tierra.
Enero del 2013.
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“Los Nadies”, basada en el texto homónimo de Eduardo Galeano.  Interpreta La Gran Orquesta Republicana, banda de ska-fusión, Mallorca, Estado Español.  Formada por: Javier Vegas, Nacho Vegas: saxoNestor Casas: trompetaDidac Buscató: trombónJuan Antonio Molina: guitarra eléctricaXema Bestard: bajo. José Luis García: batería.
 Liliana Daunes narra un cuento muy otro llamado “Siempre y Nunca contra A Veces”.  Saludos a la Red de Solidaridad con Chiapas, que lucha y resiste aquí nomacito, en Buenos Aires, Argentina, Latinoamérica, Planeta Tierra.

“Salario Mínimo”  Oscar Chávez y Los Morales.
 

6.2.13

ELLOS Y NOSOTROS. VI.- Las Miradas.

ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las Miradas.
 
1.- Mirar para imponer o mirar para escuchar.

Por una vez podré decir
Sin que haya nadie que me contradiga
Que no es lo mismo el que desea
Que el que codicia algo
Como no son las mismas las palabras
Dichas para escuchadas
Que dichas para obedecidas
Ni tampoco es el mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla para que me calle
.
Tomás Segovia.

“Cuarto Rastreo” en “Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna sangre que en sus corazones late)
por los libros y las letras-guía
.
Mirar es una forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.

O de buscar…

Cuando se mira en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se pregunta, se interroga.

Y es en el mirar donde el otro, la otra, lo otro aparece.  Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como enemigo… o como compañer@.

Es en la mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.

Si no aprendemos a mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras preguntas?

¿Quién eres?

¿Cuál es tu historia?

¿Dónde tus dolores?

¿Cuándo tus esperanzas?

Pero no sólo importa qué o a quién se mira.  También, y sobre todo, importa desde dónde se mira.
Y elegir a dónde mirar es también elegir desde dónde.

¿O es lo mismo mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?

Cuando alguien de arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está preguntando “¿cuánto valen?”

Y si no valen, ¿qué importa cuántos son?  Para obviar ese inoportuno número están los grandes medios de comunicación de paga, los ejércitos, las policías, los jueces, las cárceles, los cementerios.

Y para el mirar nuestro, las respuestas nunca son sencillas.

Al mirarnos mirar lo que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas, con nuestros calendarios y nuestra geografía.

Nuestra fuerza, si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.  Cuando decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando, identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y las distintas rebeldías.  Somos iguales porque somos diferentes.

En la Sexta, las zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo intento de hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia.

Si con la Sexta buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa, poderosa y demás osas que esa directiva sea).

Es enseñanza de nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que queremos, que necesitamos, que merecemos.

Sabemos bien que ese mundo no es sólo imaginado por nosotr@s.  Pero en nuestro sueño, ese mundo no es uno, sino muchos, diferentes, diversos.  Y es en su diversidad donde tiene su riqueza.

Los reiterados intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la máquina haya enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización como es conocida hasta ahora.

En la etapa actual de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad impuesta como uniforme universal.  Y si en algo se diferencia de la locura hitleriana, no es en su objetivo, sino en la modernidad de los medios para conseguirlo.

-*-

Y sí, no sólo nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.

Ustedes, por ejemplo, no son Ellos.  Bueno, aunque no parecen tener ningún problema en aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y derrotarlos desde dentro?  ¿para ser como Ellos pero no tan Ellos?  ¿para menguar la velocidad de la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar a la salvaje?

Sí, lo sabemos.  Hay una montaña de argumentos para darle sustento a eso.  Incluso hasta podrían forzar algunos ejemplos.

Pero…

Ustedes nos dicen que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el mismo enemigo…  Mmh… no, no dicen “enemigo“, dicen “adversario“.  De acuerdo, eso también depende de la ocurrencia en turno.

Ustedes nos dicen que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las armas.  Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto de invalidar todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de arriba, nos emplazan: muéranse o ríndanse.  Y hasta nos ofrecen la coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos dos caminos.

¡Ah!, y nosotros tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos.  Y, como quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada.

¿Y si no se trata de tomar el Poder?  Mejor aún: ¿y si el Poder ya no reside en ese Estado Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase política parásita que practica la rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los electores que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las multitudes), no hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como vuelta tras vuelta les demuestran Ellos mientras se divierten con cada nuevo truco que hacen?

Sí, claro, ustedes se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es por apatía, por desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la derecha“… su aliada de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios.  ¿Votan pero no por ustedes? “es por ser de derechas, por ignorantes, por vendidos, por traidores, por muertos de hambre, ¡por zombis!

  Nota de Marquitos Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con los zombis.  No sólo por nuestra semejanza física (ni maquillaje necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The Walking Dead”).  También y sobre todo porque pensamos, junto con George A. Romero, que, en un apocalipsis zombi, la brutalidad más enloquecida sería obra de la civilización sobreviviente, no de los muertos que caminan.  Y si algún vestigio de humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos vivientes para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina.  Como ahora mismo sucede en cualquier rincón de cualquiera de los mundos que existen.  Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.

Su mirada de ustedes está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al espejo), y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.

No se pueden imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese “arriba”, que no sea el de ver cómo quitárselo de encima.

-*-

Mirar.  Hacia dónde y desde dónde.  Ahí está lo que nos separa.

Ustedes creen que son los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.

Ustedes miran arriba, nosotros abajo.

Ustedes miran cómo se acomodan, nosotros cómo servimos.

Ustedes miran cómo dirigir, nosotros como acompañar.

Ustedes miran cuánto se gana, nosotros cuánto se pierde.

Ustedes miran lo que es, nosotros lo que puede ser.

Ustedes miran números, nosotros personas.

Ustedes calculan estadísticas, nosotros historias.

Ustedes hablan, nosotros escuchamos.

Ustedes miran cómo se ven, nosotros miramos la mirada.

Ustedes nos miran y nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus urgencias “históricas”.  Nosotros los miramos y no les preguntamos dónde han estado durante estos más de 500 años de historia.

Ustedes miran cómo aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.

Ustedes se preocupan por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.

Ustedes miran los muchos, nosotros los pocos.

Ustedes miran muros infranqueables, nosotros grietas.

Ustedes miran posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.

Ustedes buscan espejos, nosotros cristales.

Ustedes y nosotros no somos lo mismo.
-*-
Ustedes miran el calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las movilizaciones, las masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles desbordando cantos y colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más que sólo ciento treinta y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por llenarse de votos, y ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta – una – dirección – revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su- destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s bien”- / -luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes – potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo necios.  Y ven en cada acto masivo la culminación de los tiempos.  Y después, cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni fiestas, deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que hay que esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero siempre para el calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.

Y nosotros, siempre con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el invierno, nadamos río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al manantial.  Ahí vemos a quienes comienzan, a los que son pocos, a los menos.  No los hablamos, no los saludamos, no les decimos qué hacer, no les decimos qué no hacer.  En cambio los escuchamos, los vemos con respeto, con admiración.  Y ellas, ellos, tal vez nunca reparen en esa pequeña flor roja, tan parecida a una estrella, tan pequeña que apenas es una piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de su pie izquierdo.  No porque queramos decirles así que la flor-roca era nuestra, de las zapatistas, de los zapatistas.  No para que esa piedrita la tomen y la arrojen contra algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni motivos.  Sino tal vez porque es nuestro modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas de la Sexta, que las casas y los mundos empiezan a construirse con pequeños guijarros y luego se crecen y casi nadie se acuerda de esos pedruscos que empiezan, tan pequeños, tan poca cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces viene una zapatista, un zapatista, y la ve a la piedrita y la saluda y se sienta a su lado y no hablan, porque las pequeñas rocas, como los zapatistas, no hablan… hasta que hablan, y luego el caso, o cosa, según, es que se callen.  Y no, no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche.  O tal vez porque vimos más lejos en el calendario y sabíamos, antes, que esta noche llegaría.  O tal vez porque así les decimos, aunque no lo sepan, pero lo sabemos nosotros, que no están sol@s.  Porque es con l@s poc@s que las cosas inician y reinician.

-*-

Ustedes no nos vieron antes… y siguen sin mirarnos.

Y, sobre todo, no nos vieron mirarlos.

No nos miraron viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos.  Convenciéndose de que lo que no existe en los medios simplemente no es.

No nos vieron mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo posible es el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de absurdos e imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a la deriva, aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser consecuentes.

Pudieron ver el resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de sus derrotas.

Va, sigan su camino.

No nos escuchen, no nos miren.

Porque con la Sexta y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.

Y ésa es nuestra virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo, desde dónde se enciende la mirada.

(continuará…)

Desde cualquier rincón, en cualquiera de los mundos.

SupMarcos.

Planeta Tierra.

Febrero del 2013.
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  Reincidentes. Grupo de Rock, Sevilla, Estado Español. Manuel J. Pizarro Fernández: Batería. Fernando Madina Pepper: Bajo y voz. Juan M. Rodríguez Barea: Guitarra y voz.  Finito de Badajoz “Candy”: Guitarra y voz.  Carlos Domínguez Reinhardt: Técnico de sonido. Versión rock de “Yo te nombro libertad” en video dedicado a la heroica lucha del Pueblo Mapuche.


Eduardo Galeano narra un cuento del Viejo Antonio: “La Historia de las Miradas“.


 


 Joan Manuel Serrat cantando “El Sur También Existe“, de Mario Benedetti, en un concierto en Argentina, Latinoamérica.  Al terminar de cantar, Serrat se dirige tras bambalinas y lleva al escenario a Mario Benedetti, de nosotr@s tan querido (minuto 3:01 en adelante).
 

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