6.2.13ELLOS Y NOSOTROS. VI.- Las Miradas.
ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las Miradas.
1.- Mirar
para imponer o mirar para escuchar.
“Por una vez podré decir
Sin que haya nadie que me contradiga Que no es lo mismo el que desea Que el que codicia algo Como no son las mismas las palabras Dichas para escuchadas Que dichas para obedecidas Ni tampoco es el mismo el que me habla Para decirme algo Que el que me habla para que me calle“
.
Tomás Segovia.
“Cuarto Rastreo” en “Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”. Gracias y un abrazo a María Luisa Capella, a Inés y Francisco (bien haya la digna sangre que en sus corazones late) por los libros y las letras-guía
.
Mirar es
una forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de
buscar…
Cuando se
mira en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el
otro, se pregunta, se interroga.
Y es en
el mirar donde el otro, la otra, lo otro aparece. Y es en la mirada donde
eso otro existe, donde se dibuja su perfil como extraño, como ajeno, como
enigma, como víctima, como juez y verdugo, como enemigo… o como compañer@.
Es en la
mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no
aprendemos a mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada,
nuestras preguntas?
¿Quién
eres?
¿Cuál es
tu historia?
¿Dónde
tus dolores?
¿Cuándo
tus esperanzas?
Pero no
sólo importa qué o a quién se mira. También, y sobre todo, importa desde
dónde se mira.
Y elegir
a dónde mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo
mismo mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y
necesitan, por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde
abajo?
Cuando
alguien de arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en
realidad está preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no
valen, ¿qué importa cuántos son? Para obviar ese inoportuno número están
los grandes medios de comunicación de paga, los ejércitos, las policías, los
jueces, las cárceles, los cementerios.
Y para el
mirar nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al
mirarnos mirar lo que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con
dolores y luchas, con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra
fuerza, si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes
somos, y hay otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no
tenemos palabra para nombrarlo y, sin embargo, es quien es. Cuando
decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando, identidades,
sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y las
distintas rebeldías. Somos iguales porque somos diferentes.
En la
Sexta, las zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo
intento de hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la
delantera o que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la
retaguardia.
Si con la
Sexta buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los
calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al
Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola
directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa,
poderosa y demás osas que esa directiva sea).
Es
enseñanza de nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son
debilidad para el abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo,
el mundo nuevo que queremos, que necesitamos, que merecemos.
Sabemos
bien que ese mundo no es sólo imaginado por nosotr@s. Pero en nuestro
sueño, ese mundo no es uno, sino muchos, diferentes, diversos. Y es en su
diversidad donde tiene su riqueza.
Los
reiterados intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la
máquina haya enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la
civilización como es conocida hasta ahora.
En la
etapa actual de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad
impuesta como uniforme universal. Y si en algo se diferencia de la locura
hitleriana, no es en su objetivo, sino en la modernidad de los medios para
conseguirlo.
-*-
Y sí, no
sólo nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.
Ustedes,
por ejemplo, no son Ellos. Bueno, aunque no parecen tener ningún
problema en aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y derrotarlos desde
dentro? ¿para ser como Ellos pero no tan Ellos? ¿para
menguar la velocidad de la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar
a la salvaje?
Sí, lo
sabemos. Hay una montaña de argumentos para darle sustento a eso.
Incluso hasta podrían forzar algunos ejemplos.
Pero…
Ustedes
nos dicen que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el
mismo enemigo… Mmh… no, no dicen “enemigo“, dicen “adversario“.
De acuerdo, eso también depende de la ocurrencia en turno.
Ustedes
nos dicen que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones
o las armas. Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto
de invalidar todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política
de arriba, nos emplazan: muéranse o ríndanse. Y hasta nos ofrecen la
coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos
dos caminos.
¡Ah!, y
nosotros tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como
quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada.
¿Y si no
se trata de tomar el Poder? Mejor aún: ¿y si el Poder ya no reside en ese
Estado Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase política parásita que
practica la rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los
electores que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las
multitudes), no hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como
vuelta tras vuelta les demuestran Ellos mientras se divierten con cada
nuevo truco que hacen?
Sí,
claro, ustedes se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es
por apatía, por desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la
derecha“… su aliada de ustedes en tantas geografías, en no pocos
calendarios. ¿Votan pero no por ustedes? “es por ser de derechas, por
ignorantes, por vendidos, por traidores, por muertos de hambre, ¡por zombis!”
Nota de Marquitos Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con
los zombis. No sólo por nuestra semejanza física (ni maquillaje
necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The Walking Dead”).
También y sobre todo porque pensamos, junto con George A. Romero, que, en un
apocalipsis zombi, la brutalidad más enloquecida sería obra de la civilización
sobreviviente, no de los muertos que caminan. Y si algún vestigio de
humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos vivientes
para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina. Como ahora
mismo sucede en cualquier rincón de cualquiera de los mundos que existen.
Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.
Su mirada
de ustedes está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea
al espejo), y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.
No se
pueden imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese
“arriba”, que no sea el de ver cómo quitárselo de encima.
-*-
Mirar.
Hacia dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa.
Ustedes
creen que son los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.
Ustedes
miran arriba, nosotros abajo.
Ustedes
miran cómo se acomodan, nosotros cómo servimos.
Ustedes
miran cómo dirigir, nosotros como acompañar.
Ustedes
miran cuánto se gana, nosotros cuánto se pierde.
Ustedes
miran lo que es, nosotros lo que puede ser.
Ustedes
miran números, nosotros personas.
Ustedes
calculan estadísticas, nosotros historias.
Ustedes
hablan, nosotros escuchamos.
Ustedes miran
cómo se ven, nosotros miramos la mirada.
Ustedes
nos miran y nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus
urgencias “históricas”. Nosotros los miramos y no les preguntamos dónde
han estado durante estos más de 500 años de historia.
Ustedes
miran cómo aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.
Ustedes
se preocupan por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.
Ustedes
miran los muchos, nosotros los pocos.
Ustedes
miran muros infranqueables, nosotros grietas.
Ustedes miran
posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
Ustedes
buscan espejos, nosotros cristales.
Ustedes y
nosotros no somos lo mismo.
-*-
Ustedes
miran el calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las
movilizaciones, las masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles
desbordando cantos y colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más
que sólo ciento treinta y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por
llenarse de votos, y ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta
– una – dirección –
revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su-
destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s
bien”- / -luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes –
potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo
necios. Y ven en cada acto masivo la culminación de los tiempos. Y
después, cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni
fiestas, deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que
hay que esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero
siempre para el calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.
Y
nosotros, siempre con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el
invierno, nadamos río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al
manantial. Ahí vemos a quienes comienzan, a los que son pocos, a los
menos. No los hablamos, no los saludamos, no les decimos qué hacer, no
les decimos qué no hacer. En cambio los escuchamos, los vemos con
respeto, con admiración. Y ellas, ellos, tal vez nunca reparen en esa
pequeña flor roja, tan parecida a una estrella, tan pequeña que apenas es una
piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de su pie izquierdo. No
porque queramos decirles así que la flor-roca era nuestra, de las zapatistas,
de los zapatistas. No para que esa piedrita la tomen y la arrojen contra
algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni motivos. Sino tal vez
porque es nuestro modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas de la
Sexta, que las casas y los mundos empiezan a construirse con pequeños guijarros
y luego se crecen y casi nadie se acuerda de esos pedruscos que empiezan, tan
pequeños, tan poca cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces viene una
zapatista, un zapatista, y la ve a la piedrita y la saluda y se sienta a su
lado y no hablan, porque las pequeñas rocas, como los zapatistas, no hablan…
hasta que hablan, y luego el caso, o cosa, según, es que se callen. Y no,
no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche. O tal
vez porque vimos más lejos en el calendario y sabíamos, antes, que esta noche
llegaría. O tal vez porque así les decimos, aunque no lo sepan, pero lo
sabemos nosotros, que no están sol@s. Porque es con l@s poc@s que las
cosas inician y reinician.
-*-
Ustedes
no nos vieron antes… y siguen sin mirarnos.
Y, sobre
todo, no nos vieron mirarlos.
No nos
miraron viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes,
socavando los caminos, aliándose con nuestros perseguidores,
despreciándonos. Convenciéndose de que lo que no existe en los medios
simplemente no es.
No nos
vieron mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo
posible es el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de
absurdos e imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a
la deriva, aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser
consecuentes.
Pudieron
ver el resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una
más de sus derrotas.
Va, sigan
su camino.
No nos
escuchen, no nos miren.
Porque
con la Sexta y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.
Y ésa es
nuestra virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo,
desde dónde se enciende la mirada.
(continuará…)
Desde
cualquier rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta
Tierra.
Febrero
del 2013.
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Reincidentes.
Grupo de Rock, Sevilla, Estado Español. Manuel J. Pizarro Fernández: Batería.
Fernando Madina Pepper: Bajo y voz. Juan M. Rodríguez Barea: Guitarra y
voz. Finito de Badajoz “Candy”: Guitarra y voz. Carlos Domínguez
Reinhardt: Técnico de sonido. Versión rock de “Yo te nombro libertad” en video
dedicado a la heroica lucha del Pueblo Mapuche.
Eduardo Galeano narra un cuento del Viejo Antonio: “La Historia de las Miradas“.
Joan Manuel Serrat cantando “El Sur También Existe“, de Mario Benedetti, en un concierto en Argentina, Latinoamérica. Al terminar de cantar, Serrat se dirige tras bambalinas y lleva al escenario a Mario Benedetti, de nosotr@s tan querido (minuto 3:01 en adelante). |
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